La traceología: tras las huellas de los cazadores = La traceologia: darrere els rastres dels caçadors
Paula Jardón Giner
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LA TRACEOLOG~A:
TRAS LAS HUELLAS DE LOS CAZADORES
Paula Jardón Giner
Los sílex tallados, los huesos trabajados y los
huesos de animales que encontramos en las excauaciones arqueológicas son restos de las actiuidades de los hombres del Paleolítico. Pero, no todas
las acciones que lleuamn a cabo producen residuos que se conserven durante tanto tiempo. Por
ejemplo, del trabajo de la piel sólo quedan los
útiles con que se realizó; de las armas de caza
Únicamente las puntas en sílex o hueso. No hay
restos de piel ni de madera. Nada ha quedado
de los mangos en los que, indudablemente, irían
insertados los pequeños raspadores, ni de los
astiles y las plumas que conuertirían las hojitas de
dorso en puntas de flecha eficaces. Podemos
suponer que los útiles de sílex estarían adheridos
a mangos de madera mediante resinas, o atados
con fibras vegetales, tendones animales o tiras de
piel, como así ocurre entre los pueblos cazadores
actuales (esquimales, pigmeos, bushmen, australianos o indios americanos). Con ellos quizá se
realizaron esculturas en madera o hueso, bolsas
y capas de piel, arcos y propulsores, se descuartizaron los animales cazados y se cortaron ramas
con las que construir las tiendas que los guarecieron del hío... Pero, jcómo aueriguarlo?
La Traceología nos permite aproximarnos a estas cuestiones. En los útiles que han realizado
una acliuidad quedan huellas de uso (desgastes,
pulidos, estrías y desconchados) que, obseruadas mediante el microscopio, nos permiten
deducir el material con el que estuvieron en contacto los instrumentos de sílex, y el mouimiento
que realizaron.
La fabricación de copias de las piezas de sílex
y su posterior utilización experimental nos permite, por un lado, conocer las características técnicas del trabajo de cada materia y, por otro, comparar las huellas de uso que se han formado con
las que obseruamos en el material arqueológico.
En algunos casos se dispone de datos que proporcionan otro tipo de aproximaciones sobre las
que apoyar la experimentación: las marcas de
fabricación en las azagayas, espátulas y punzo
nes nos hablan de las técnicas y del tipo de útil
con el que se elaboraron; las marcas de desmembramiento y descarnización sobre los huesos indican qué pasos se siguieron antes de consumir la carne de los animales cazados; las secciones de los grabados artísticos de las plaquetas
nos permitirán identificar el tipo de útil que se
empleó en su realización. En el caso del trabajo
de materias perecederas, como la piel y los uegetales, se sabe por las huellas de utilización cómo
se movió el útil, pero se necesita saber cuál es el
efecto de este movimiento sobre la materia concreta para identificar los gestos técnicos de cada
trabajo. El conocimiento etnográfico de las técni-
cas que emplean los pueblos cazadores actuales
constihiye un apoyo más de la experimentación.
A partir del análisis traceológico se ha podido
saber que los útiles que tienen la misma morfología no siempre han tenido la misma función. En
el Paleolítico Medio la relación de los tipos de
útiles y su función es enormemente laxa. La materia más frecuentemente trabajada con los útiles
de sílex es la madera, a la que se destina un 40%
de las piezas. El trabajo de la carne y de la piel
está presente pero en mucha menor proporción.
Los análisis traceológicos realizados por Moriel
sobre las raederas del yacimiento de Coua Negra
(Xátiva) reproducen similares proporciones de
materias trabajadas para el Musteriense de nuestra región. El trabajo de la madera está representado por un 56,92% de las raederas, distribuyéndose casi equitatiuamente el resto en el trabajo
de la piel (2'1,5456) y de la piel y la carne (20%).
La mayoría de ellas se emplearon para raspar
(52,30%). Todos los tipos se utilizaron para raspar madera, pero corresponde a la raedera conuexa el trabajo de la piel.'
NO parece haber una asociación directa entre 10
forma de raedera y su función.
Conforme avanza el Paleolítico Superior empieza a haber una relación cada vez más específica
entre la morfología de los instrumentosy su utilización, pero esta correlación no existe sistemáticamente. En yacimientos magdalenienses europeos se obserua que la mayor parte de los raspadores se emplearon para trabajar las pieles y que
los buriles, becs y perforadores se asocian prekrentemente al trabajo de materias duras animales como el hueso y el asta. Las marcas de impacto en las hojitas de dorso se unen a los ejemplos
de hojitas enmangadas en azagayas para indicamos su uso como proyectiles para la caza.
En el Neolítico, la presencia del trabajo de los
vegetales no leñosos relacionado con las tareas
de la cosecha y elaboración de los cereales se
hace patente también a partir de las huellas de
USO.
Pero con la identificación funcional de los útiles
no sólo se accede al conocimiento de la técnica;
su situación en el espacio, dentro de los yacimientos, nos ofrece, en ocasiones, la uisión de
áreas de actividad específica. Las actiuidades lleuadas a cabo nos aproximan a la función concreta del yacimiento en estudio (como campamento
base, cazadero estaciona/, etc.) con relación a
otros yacimientos, dentro de la dinámica de los
pueblos cazadores.
Todo ello posibilitará el conocimiento paleoetnográfico de los grupos cazadores, tanto en sus
aspectos tecnológicos como económicos, organizatiuos y sociales.
.
1
Treball experimental de lapell. Raspador emmanegat amb
fibra animal i resina, ~1 minec en reorodueix un d'un
tipus emprat pels indis de la planura americana.
Tmbojo arperimenlol de la piel Rospadorenmaqado con
fibra animal y resina. El mango reproduce un lipa empleado
porlw jndios de la llanam
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LA TRACEOLOGIA:
DARRERE ELS RASTRES DELS CACADORS
Paula Jardón Giner
Els sílex tallats, els ossos treballats i els ossos
dels animals que trobem en les excavacions
arqueolbgiques són restes de les activitats dels
homes del Paleolític. Tanmateix, no totes les
accions que van dur a terme produeixen residus que es conserven durant tant de temps. Per
exemple, del treball de la pell només queden
les eines amb que es va realitzar; de les armes
de caca únicament les puntes en sílex o en os.
No hi ha ~estesde pell ni de fusta. No ha quedat
res dels minecs en els quals, indubtablement,
anirien encastats els petits raspadors, ni tampoc
de les tiges i les plomes que devien convertir
les fulletes de dors en puntes de fletxa eficaces.
Podem suposar que els estris de sílex estarien
adherits a minecs de fusta per mitji de resines,
o nugats arnb fibres vegetals, amb tendons animals o amb tires de pell, tal com s'esdevé amb
els actuals pobles cacadors (esquimals, pigmeus, bosquimans, australians o indis americans). Amb aquests estris potser es feren escultures en fusta o en os, bosses i capes de pell,
arcs i propulsors, s'esquarteraren els animals
cacats i es van tallar branques amb les quals es
degueren construir tendes que els aixoplugaren
del fred... Pero, icom saber-ho?
La Traceologia ens permet d'aproximar-nos a
aquestes questions. En les eines que han realitzat
una activitat queden senyals d'ús (desgastos,
polits, estries i esquerdes) que, observades per
Esquema de la cinemitica de I'ús.
Esauema de la cinemóiica del emole
mitji del microscopi, ens permeten deduir el material amb que van estar en contacte els instruments de sílex, i el moviment que van realitzar.
La fabricació de copies de les peces de sílex i
la ~tilització~
experimental d'aquestes posteriorment ens permet, d'una banda, conéixer les
característiques tecniques del treball de cada
materia i, de I'altra, comparar les empremtes
d'ús que s'han format amb les que observem
en el material arqueolbgic. En alguns casos disposem de dades que proporcionen un altre
tipus d'aproximacions sobre els quals recolzar
I'experimentació: marques de fabricació en les
atzagaies, en les espitules i els punxons ens
parlen de les tecniques i del tipus d'eina amb
que es van elaborar; les marques de desmembrament i descarnament sobre els ossos indiquen quins van ser els passos que es van
seguir abans de consumir la carn dels animals
cacats; les seccions dels gravats artístics de les
plaquetes ens permetran identificar el tipus
d'eina que es va emprar en la realització
d'aquestes. En el cas del treball de materies
peribles, com ara la pell i els vegetals, se sap
per les traces d'utilització com es va menejar
I'estri, pero cal saber quin és I'efecte d'aquest
moviment sobre la materia concreta per a idek
tificar els gestos tecnics de cada treball. El
coneixement etnogrific de les tecniques que
fan servir els pobles cacadors actuals consti-
tueix un suport més de I'experimentació.
A partir de I'anilisi traceologica s'ha pogui
saber que les eines que tenen la mateixa morfologia no sempre han tingut la mateixa funció.
En el Paleolític Mitji la relació entre els tipus
d'estris i la seua funció és enormement laxa. La
materia treballada amb més frequencia amb les
eines de sílex és la fusta, a la qual es destina un
40% de les peces. El treball de la carn i de la
pell hi és present perb en una proporció molt
menor. Les analisis traceologiques realitzades
per Moriel sobre les rascadores del jaciment de
la Cova Negra (Xitiva) reprodueixen unes proporcions semblants de materies treballades per
al Musterii de la nostra regió. El treball de la
fusta esti representat per un 56,92% de les rascadores, i la resta es distribueix quasi equitativament en el trebail de la pell (21,54%) i de la
pell i la carn (20%). La major part d'aquestes
s'usaren per a raspar (52,30%). Tots els tipus
s'utilitzaren per a raspar fusta pero correspon a
la rascadora convexa el treball de la pell.
Pel que sembla, no hi ha una associació directa entre la forma de la rascadora i la seua
funció.
Segons que va avancant el Paleolític Superior
comenca a haver-hi una relació cada vegada
més específica entre la morfologia dels instmments i la seua utilització, pero aquesta correlació no es produeix sistemiticament. En els jaciments magdalenians europeus s'observa que la
major part dels raspadors s'empraren per a treballar les pells i que els burins, els becs i els
perforadors s'associen preferentment amb el
keball de materies animals dures com ros i la
banya. Les marques d'impacte en les fulletes de
dors s'uneixen als exemples de fulletes emmanegades en atzagaies per a indicar-nos-en I'ús
com a projectils per a la caca.
En el Neolltic, la presencia del treball dels
vegetals no llenyosos relacionat amb les faenes
de la collita i I'elaboració dels cereals es fa
palesa també a partir dels senyals d'ús.
Amb la identificació funcional de les eines,
no sols s'accedeix al coneixement de la tecnica;
la seua situació en i'espai, dins dels jaciments,
ens ofereix, en ocasions, la visió d'irees d'activitat específica. Les activitats dutes a terme ens
aproximen a la funció concreta del jaciment en
estudi (com a campament base, com a lloc estacional bo per a cacar, etc) en relació amb altres
jaciments, dins de la dinimica dels pobles
cacadors.
Tot aix6 possibilitari el coneixement paleoetnogrific deis grups cacadors, tant en els aspectes tecnolbgics com econbmics, els organitzatius i socials.
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LA TRACEOLOG~A:
TRAS LAS HUELLAS DE LOS CAZADORES
Paula Jardón Giner
Los sílex tallados, los huesos trabajados y los
huesos de animales que encontramos en las excauaciones arqueológicas son restos de las actiuidades de los hombres del Paleolítico. Pero, no todas
las acciones que lleuamn a cabo producen residuos que se conserven durante tanto tiempo. Por
ejemplo, del trabajo de la piel sólo quedan los
útiles con que se realizó; de las armas de caza
Únicamente las puntas en sílex o hueso. No hay
restos de piel ni de madera. Nada ha quedado
de los mangos en los que, indudablemente, irían
insertados los pequeños raspadores, ni de los
astiles y las plumas que conuertirían las hojitas de
dorso en puntas de flecha eficaces. Podemos
suponer que los útiles de sílex estarían adheridos
a mangos de madera mediante resinas, o atados
con fibras vegetales, tendones animales o tiras de
piel, como así ocurre entre los pueblos cazadores
actuales (esquimales, pigmeos, bushmen, australianos o indios americanos). Con ellos quizá se
realizaron esculturas en madera o hueso, bolsas
y capas de piel, arcos y propulsores, se descuartizaron los animales cazados y se cortaron ramas
con las que construir las tiendas que los guarecieron del hío... Pero, jcómo aueriguarlo?
La Traceología nos permite aproximarnos a estas cuestiones. En los útiles que han realizado
una acliuidad quedan huellas de uso (desgastes,
pulidos, estrías y desconchados) que, obseruadas mediante el microscopio, nos permiten
deducir el material con el que estuvieron en contacto los instrumentos de sílex, y el mouimiento
que realizaron.
La fabricación de copias de las piezas de sílex
y su posterior utilización experimental nos permite, por un lado, conocer las características técnicas del trabajo de cada materia y, por otro, comparar las huellas de uso que se han formado con
las que obseruamos en el material arqueológico.
En algunos casos se dispone de datos que proporcionan otro tipo de aproximaciones sobre las
que apoyar la experimentación: las marcas de
fabricación en las azagayas, espátulas y punzo
nes nos hablan de las técnicas y del tipo de útil
con el que se elaboraron; las marcas de desmembramiento y descarnización sobre los huesos indican qué pasos se siguieron antes de consumir la carne de los animales cazados; las secciones de los grabados artísticos de las plaquetas
nos permitirán identificar el tipo de útil que se
empleó en su realización. En el caso del trabajo
de materias perecederas, como la piel y los uegetales, se sabe por las huellas de utilización cómo
se movió el útil, pero se necesita saber cuál es el
efecto de este movimiento sobre la materia concreta para identificar los gestos técnicos de cada
trabajo. El conocimiento etnográfico de las técni-
cas que emplean los pueblos cazadores actuales
constihiye un apoyo más de la experimentación.
A partir del análisis traceológico se ha podido
saber que los útiles que tienen la misma morfología no siempre han tenido la misma función. En
el Paleolítico Medio la relación de los tipos de
útiles y su función es enormemente laxa. La materia más frecuentemente trabajada con los útiles
de sílex es la madera, a la que se destina un 40%
de las piezas. El trabajo de la carne y de la piel
está presente pero en mucha menor proporción.
Los análisis traceológicos realizados por Moriel
sobre las raederas del yacimiento de Coua Negra
(Xátiva) reproducen similares proporciones de
materias trabajadas para el Musteriense de nuestra región. El trabajo de la madera está representado por un 56,92% de las raederas, distribuyéndose casi equitatiuamente el resto en el trabajo
de la piel (2'1,5456) y de la piel y la carne (20%).
La mayoría de ellas se emplearon para raspar
(52,30%). Todos los tipos se utilizaron para raspar madera, pero corresponde a la raedera conuexa el trabajo de la piel.'
NO parece haber una asociación directa entre 10
forma de raedera y su función.
Conforme avanza el Paleolítico Superior empieza a haber una relación cada vez más específica
entre la morfología de los instrumentosy su utilización, pero esta correlación no existe sistemáticamente. En yacimientos magdalenienses europeos se obserua que la mayor parte de los raspadores se emplearon para trabajar las pieles y que
los buriles, becs y perforadores se asocian prekrentemente al trabajo de materias duras animales como el hueso y el asta. Las marcas de impacto en las hojitas de dorso se unen a los ejemplos
de hojitas enmangadas en azagayas para indicamos su uso como proyectiles para la caza.
En el Neolítico, la presencia del trabajo de los
vegetales no leñosos relacionado con las tareas
de la cosecha y elaboración de los cereales se
hace patente también a partir de las huellas de
USO.
Pero con la identificación funcional de los útiles
no sólo se accede al conocimiento de la técnica;
su situación en el espacio, dentro de los yacimientos, nos ofrece, en ocasiones, la uisión de
áreas de actividad específica. Las actiuidades lleuadas a cabo nos aproximan a la función concreta del yacimiento en estudio (como campamento
base, cazadero estaciona/, etc.) con relación a
otros yacimientos, dentro de la dinámica de los
pueblos cazadores.
Todo ello posibilitará el conocimiento paleoetnográfico de los grupos cazadores, tanto en sus
aspectos tecnológicos como económicos, organizatiuos y sociales.
.
1
Treball experimental de lapell. Raspador emmanegat amb
fibra animal i resina, ~1 minec en reorodueix un d'un
tipus emprat pels indis de la planura americana.
Tmbojo arperimenlol de la piel Rospadorenmaqado con
fibra animal y resina. El mango reproduce un lipa empleado
porlw jndios de la llanam
[page-n-2]
LA TRACEOLOGIA:
DARRERE ELS RASTRES DELS CACADORS
Paula Jardón Giner
Els sílex tallats, els ossos treballats i els ossos
dels animals que trobem en les excavacions
arqueolbgiques són restes de les activitats dels
homes del Paleolític. Tanmateix, no totes les
accions que van dur a terme produeixen residus que es conserven durant tant de temps. Per
exemple, del treball de la pell només queden
les eines amb que es va realitzar; de les armes
de caca únicament les puntes en sílex o en os.
No hi ha ~estesde pell ni de fusta. No ha quedat
res dels minecs en els quals, indubtablement,
anirien encastats els petits raspadors, ni tampoc
de les tiges i les plomes que devien convertir
les fulletes de dors en puntes de fletxa eficaces.
Podem suposar que els estris de sílex estarien
adherits a minecs de fusta per mitji de resines,
o nugats arnb fibres vegetals, amb tendons animals o amb tires de pell, tal com s'esdevé amb
els actuals pobles cacadors (esquimals, pigmeus, bosquimans, australians o indis americans). Amb aquests estris potser es feren escultures en fusta o en os, bosses i capes de pell,
arcs i propulsors, s'esquarteraren els animals
cacats i es van tallar branques amb les quals es
degueren construir tendes que els aixoplugaren
del fred... Pero, icom saber-ho?
La Traceologia ens permet d'aproximar-nos a
aquestes questions. En les eines que han realitzat
una activitat queden senyals d'ús (desgastos,
polits, estries i esquerdes) que, observades per
Esquema de la cinemitica de I'ús.
Esauema de la cinemóiica del emole
mitji del microscopi, ens permeten deduir el material amb que van estar en contacte els instruments de sílex, i el moviment que van realitzar.
La fabricació de copies de les peces de sílex i
la ~tilització~
experimental d'aquestes posteriorment ens permet, d'una banda, conéixer les
característiques tecniques del treball de cada
materia i, de I'altra, comparar les empremtes
d'ús que s'han format amb les que observem
en el material arqueolbgic. En alguns casos disposem de dades que proporcionen un altre
tipus d'aproximacions sobre els quals recolzar
I'experimentació: marques de fabricació en les
atzagaies, en les espitules i els punxons ens
parlen de les tecniques i del tipus d'eina amb
que es van elaborar; les marques de desmembrament i descarnament sobre els ossos indiquen quins van ser els passos que es van
seguir abans de consumir la carn dels animals
cacats; les seccions dels gravats artístics de les
plaquetes ens permetran identificar el tipus
d'eina que es va emprar en la realització
d'aquestes. En el cas del treball de materies
peribles, com ara la pell i els vegetals, se sap
per les traces d'utilització com es va menejar
I'estri, pero cal saber quin és I'efecte d'aquest
moviment sobre la materia concreta per a idek
tificar els gestos tecnics de cada treball. El
coneixement etnogrific de les tecniques que
fan servir els pobles cacadors actuals consti-
tueix un suport més de I'experimentació.
A partir de I'anilisi traceologica s'ha pogui
saber que les eines que tenen la mateixa morfologia no sempre han tingut la mateixa funció.
En el Paleolític Mitji la relació entre els tipus
d'estris i la seua funció és enormement laxa. La
materia treballada amb més frequencia amb les
eines de sílex és la fusta, a la qual es destina un
40% de les peces. El treball de la carn i de la
pell hi és present perb en una proporció molt
menor. Les analisis traceologiques realitzades
per Moriel sobre les rascadores del jaciment de
la Cova Negra (Xitiva) reprodueixen unes proporcions semblants de materies treballades per
al Musterii de la nostra regió. El treball de la
fusta esti representat per un 56,92% de les rascadores, i la resta es distribueix quasi equitativament en el trebail de la pell (21,54%) i de la
pell i la carn (20%). La major part d'aquestes
s'usaren per a raspar (52,30%). Tots els tipus
s'utilitzaren per a raspar fusta pero correspon a
la rascadora convexa el treball de la pell.
Pel que sembla, no hi ha una associació directa entre la forma de la rascadora i la seua
funció.
Segons que va avancant el Paleolític Superior
comenca a haver-hi una relació cada vegada
més específica entre la morfologia dels instmments i la seua utilització, pero aquesta correlació no es produeix sistemiticament. En els jaciments magdalenians europeus s'observa que la
major part dels raspadors s'empraren per a treballar les pells i que els burins, els becs i els
perforadors s'associen preferentment amb el
keball de materies animals dures com ros i la
banya. Les marques d'impacte en les fulletes de
dors s'uneixen als exemples de fulletes emmanegades en atzagaies per a indicar-nos-en I'ús
com a projectils per a la caca.
En el Neolltic, la presencia del treball dels
vegetals no llenyosos relacionat amb les faenes
de la collita i I'elaboració dels cereals es fa
palesa també a partir dels senyals d'ús.
Amb la identificació funcional de les eines,
no sols s'accedeix al coneixement de la tecnica;
la seua situació en i'espai, dins dels jaciments,
ens ofereix, en ocasions, la visió d'irees d'activitat específica. Les activitats dutes a terme ens
aproximen a la funció concreta del jaciment en
estudi (com a campament base, com a lloc estacional bo per a cacar, etc) en relació amb altres
jaciments, dins de la dinimica dels pobles
cacadors.
Tot aix6 possibilitari el coneixement paleoetnogrific deis grups cacadors, tant en els aspectes tecnolbgics com econbmics, els organitzatius i socials.
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