La Carència

La Carencia de Turís es un yacimiento arqueológico que presenta restos desde el Bronce Final hasta el siglo XII d.C. Destaca por ser un oppidum de 6,9 hectáreas provisto de tres murallas construidas en las épocas ibérica y romana.

«La Carencia. Evolución cronológica y urbanística. Valoración dentro del territorio» es un proyecto de investigación arqueológica qué se inició en 2001 dentro del programa anual de excavaciones del Servicio de Investigación Prehistórica (SIP) y del Museo de Prehistoria de Valencia (MPV), a cargo de la Diputación de Valencia, y con la dirección de Rosa Albiach Descals.

Se ha desarrollado a lo largo de trece años de manera ininterrumpida puesto que es uno de los yacimientos arqueológicos de época ibérica y romana más importantes de las tierras valencianas.

El trabajo de estos años ha evidenciado que la Carencia (Turís, Valencia) es un oppidum o lugar fortificado, en el cual hemos encontrado tres murallas con torres, cada una ubicada en diferente altura y cerrando 0,6, 1,6 y 5,6 hectáreas sucesivamente. Su excavación a lo largo de los años nos ha dado una cronología de los siglos IV y III a.C. para la construcción de las dos primeras y del siglo I a.C. para la tercera, hechos, tan sólo, en sillares y tierra, empleados de la misma montaña, donde algunas canteras estuvieron en uso hasta el siglo XVIII por la construcción de la iglesia de Turís como menciona A.J. Cavanilles.

Las disciplinas que han hecho el estudio arqueológico y de historia antigua relacionan la construcción, reformas y tapiados de las dos primeras murallas con la presencia cartaginesa y romana en Iberia, y la de la tercera con las guerras sertorianas. El trabajo topográfico ha sido un largo proceso iniciado con un vuelo aéreo en 2001 hasta una reconstrucción en tres dimensiones de las tres murallas y sus torres, muy avanzada ya en 2013 pero siempre abierta a las nuevas incorporaciones por los descubrimientos.

Este centro de poder político, social y económico de un ancho territorio hizo de nexo difusor dada su situación entre la costa y el interior. Tuvo una intensa actividad comercial que quedó patente con los numerosos objetos documentados, tanto griegos como fenicios, ibéricos y romanos, destacando un millar de monedas. La cerámica pintada con motivos figurados simbólicos, la escultura funeraria en piedra, muy escasa en estas latitudes, y los plomos con escritura, todo esto ibérico, refuerzan la importancia del enclave. El yacimiento se planteó identificarlo con la ceca bilingüe Kili/Gili (s. II-I .aC.), dada la dispersión numismática general, pero las últimas investigaciones publicadas en la Serie Trabajos Varios nº 16 del Museo de Prehistoria de Valencia, demuestran que no está claro. El estudio de los materiales, tanto de prospección y de excavación como de las campañas de los años 70, realizadas por Milagro Gil-Mascarell, han proporcionado un arco cronológico desde el Bronce Final hasta el siglo XII d.C.

El recinto más elevado está situado a 379 m sobre el nivel de la mar (s/n/m) y tiene una visibilidad excelente hacia Valentia, Edeta y Pico de los Ajos, así como a los límites territoriales de Kelin, Saiti-Saetabis y Arse-Saguntum. Aquí había estructuras de ocupación con habitaciones y un conjunto de materiales de gran calidad, variedad tipológica y cantidad, además de una torre de vigía islámica, dentro de un espectro cronológico del siglos IV a.C. al V d.C.

Esta misma tipología de ocupación la tienen los niveles del segundo recinto, donde hay un conjunto de objetos enteros recuperados por Serrano y asociados a una habitación.

Al recinto tercero se cerraron 6,9 hectáreas con murallas y torres, y aquí es donde está el material cerámico más antiguo del yacimiento, muy probablemente en la vertiente meridional, y ya desde el siglo VII a.C., destacando las ánforas fenicias. El momento de mayor ocupación de esta superficie se dio en los siglos II y I a.C., correspondiéndose con el periodo de romanización en que se funda la colonia de Valentía en 138 a.C.

En el siglo I a.C. las guerras sertorianas dejaron su huella por todo el oppidum, con la construcción de la tercera muralla y los niveles de incendio y tapiados de puertas, produciéndose un posterior repliegue de ocupación a la cumbre que perdurará, al menos, hasta el siglo V d.C., donde se mantiene esta zona elevada y fortificada como un lugar de control dependiente de Valentia.

Las tareas de prospección del territorio se han hecho al mismo tiempo, y se han descubierto más de ochenta asentamientos. La investigación, hecha tanto del yacimiento como de su territorio inmediato, cuenta con un equipo pluridisciplinar que ha demostrado la entidad del yacimiento como núcleo central de un ancho territorio y nos ha aproximado a conocer su evolución y el paisaje en la antigüedad.

El desarrollo de una base cartográfica digital en un sistema de información geográfica (SIG) ha sido la base del estudio del paisaje. La cartografía histórica fue digitalizada e introducida en el SIG mediante procesos de georeferenciación y cambio de proyección. También se trataron las fotografías aéreas de los años 1956, 1977 y 1985, que fueron ortorectificadas y georeferenciadas mediante puntos de control extraídos de la cartografía actual del Instituto Cartográfico Valenciano (ICV). Del mismo modo se georeferenciaron las fotografías multiespectrales sobre plataforma satélite. En concreto se utilizaron imágenes procedentes de los satélites Landsat (TM, ETM y ETM+) y ÀSTER. Así mismo, la ICV proporcionó las ortofotografías aéreas digitales mediante su servicio WMS. La Consejería de Medio ambiente, Agua, Urbanismo y Vivienda de la Generalitat Valenciana también, mediante servicio WMS, proporcionó diferentes mapas ambientales y de potencialidad agrícola así como de áreas inundables.

El siguiente paso en el estudio del paisaje de la Carencia, una vez desarrollada la base cartográfica, consistió en la realización de prospecciones intensivas en el entorno de la ciudad ibérica. Estas prospecciones se llevaron a cabo entre los años 2001 y 2003. Durante el 2008 y 2009, los resultados de estas prospecciones han sido reevaluados mediante la incorporación de sistemas de posicionamiento global (GPS). Estas prospecciones han dado como resultado la localización de 22 nuevos yacimientos, 3 de ellos periurbanos, y la reevaluación de cerca de cincuenta yacimientos reseñados en diferentes registros patrimoniales. El estudio de los materiales cerámicos recuperados proporcionó un marco cronológico y cultural para los varios yacimientos localizados en el campo.

El estudio arqueomorfológico produjo también resultados de interés: confirmó la existencia de una red de caminos antiguos a lo largo de los cuales se concentran los yacimientos ibéricos y romanos. Aunque resulta tentador proponer una cronología premedieval para esta red de caminos, los resultados del estudio sugieren que la traza de mayor antigüedad del área correspondería a la ruta del Magro que une el interior de la Comunidad Valenciana con la costa siguiendo el corredor natural creado por el río. La alineación de antiguas alquerías árabes, como pueden ser las poblaciones de Turís y Monserrat, a lo largo de este camino permite sugerir que esta ruta existía ya en época islámica. Fue esta ruta y la característica distribución de profundos barrancos, tozales y pequeñas sierras de disposición alargada la que generó la red de caminos y divisorias de campos existentes en la actualidad.

El análisis de la distribución de los yacimientos localizados en el área de estudio permite inferir una serie de dinámicas de ocupación de la hinterland de la Carencia entre época ibérica y romana imperial. En nuestra zona de estudio los asentamientos ibéricos presentan una preferencia por las zonas planas y de fácil acceso, evitando las áreas que presentan una mayor movilización de aguas. Su localización se adapta bien en la red de caminos premedievales propuesta por el análisis arqueomorfológico. Se sitúan en zonas con buena potencialidad agrícola, aunque no aprovechan las áreas inundables del río Magro o el área de acumulación hídrica de Calabarra. El patrón de asentamiento aquí expuesto tiene que ser analizado teniendo en cuenta su carácter microregional. En este sentido, la situación de estos asentamientos en las proximidades de la oppidum de la Carencia reduce la necesidad de ocupar espacios topográficamente prominentes. Además, puede resultar estratégicamente contraproducente mantener asentamientos fortificados a escasa distancia de la oppidum puesto que estos podrían ser tomados y utilizados en un hipotético acoso en la ciudad.

A pesar de esta tendencia a la continuidad general, hay que destacar un hecho que resulta característico de la ocupación romana. Los asentamientos de nueva fundación de época romana tienden a situarse en zonas de mayor riesgo hidrológico. En concreto, los nuevos asentamientos privilegian las zonas próximas al río Magro. Estos, además, presentan una característica distintiva, como es, la ubicación en áreas sobreelevadas. Dada la periodicidad de las inundaciones del Magro, esta posición sobreelevada mantendría los asentamientos a salvo de inundación a la vez que permitiría a sus habitantes acceder a los terrenos de gran capacidad agrícola situados en los márgenes del río. Del mismo modo, la ubicación de una villa en la zona del Calabarra, es decir, una área con tendencia a la acumulación de agua, supone una nueva concepción de los espacios donde se prima la potencialidad agrícola sin importar los riesgos asociados al movimiento de aguas. En el caso del Calabarra, la posible existencia de un sistema de drenaje romano posibilitaría la explotación de unos terrenos de gran capacidad agrícola.

Este también ha sido un proyecto de compromiso para defender el patrimonio dado el expolio que ha sufrido el yacimiento a lo largo de los años, de ahí la petición de declararlo Bien de Interés Cultural (BIC) junto a su entorno, hecho que se consiguió en 2010 con el nombre «Ciudad lberorromana fortificada la Carencia de Turís (Valencia) C. Valenciana», con el número de inscripción: R-Y-51-0012148.

Por otro lado, la concesión del Proyecte «Entidad y difusión de la oppidum ibérico y romano de la Carencia» por parte de la Consejería de Cultura y Deportes, en 2009, para hacer un itinerario arqueológico al yacimiento con carteles y señalética ha sido un paso más adelante en este sentido.

En 2014 el proyecto se centró en el territorio. Se trabajó en varios sondeos en villas romanas situadas junto al río Magro y cercanas a la Carencia. Los estudios de los últimos 13 años en el yacimiento y su territorio mostraron un cambio en el patrón de asentamiento del ibérico final al romano imperial. Los asentamientos de explotación agraria se situaban alrededor de la Carencia en áreas planas y alejadas de áreas inundables. Por el contrario, en este territorio los asentamientos rurales romanos se sitúan en zonas húmedas y en los márgenes del área de inundación del río Magro. Una de las conclusiones más destacadas de este estudio es que este cambio en los patrones de asentamiento estaría relacionado con un cambio de explotación agraria de un patrón de agricultura de secano propia de la cultura ibérica a una explotación intensiva usando dinámicas fluviales estacionales y la desecación de áreas húmedas de gran potencial agrario. Su objetivo fue delimitar y definir las áreas de producción y su cronología, investigar la tipología de las estructuras agrarias de producción y almacenaje, definir el tipo de cultivo desarrollado y las especies cultivadas, investigar el posible uso de sistemas de irrigación y analizar el posible uso de abonos para incrementar la producción agraria. Para el desarrollo de este proyecto se contó con Hector Orengo, un especialista en territorio y paisaje que había investigado el entorno de la Carencia desde hacia 10 años, y que codirigió los trabajos con Rosa Albiach Descals.
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